2017

Estuve casi toda la semana concentrada en escribir esta entrada, pues me encantan los recuentos y lo llevo haciendo desde hace unos años (como la de 2014, 2015 y 2016), pero al escribir me di cuenta que tengo recuerdos algo nublosos del 2017, especialmente sobre los primeros meses.

A principios del año pasado ya estaba sufriendo un poco con el bloqueo creativo, a pesar de que estaba probando nuevas ediciones para las fotos y agregando nuevas categorías al blog. Dentro de febrero el blog cumplió 4 años y publiqué una entrada donde escribí lo más sincera posible sobre la experiencia de ser "blogger". Me maravilló recibir comentarios tan bonitos, tan inspiradores, me llenaron de gratitud y felicidad.

Pero el bloqueo comenzó a ser más grande. No estaba contenta con mi contenido, lo sentía repetitivo, pero aún así me obligué a ser constante y productiva. Publiqué entradas que me pedían muchísimo, incluso escribí una entrada sobre el bloqueo creativo que estaba pasando, mencioné que intentaba motivarme e inspirarme, además de escribir las cosas que quería hacer para presionarme a mí misma en hacerlas. Claramente no avancé mucho en ello.

En junio decidí tomar una pausa del blog e instagram, que son las redes donde más seguidores tengo (y que más uso). Fue algo que me sorprendió, que me dio miedo, pero que sentí necesario. Nunca me había tomado un descanso del blog desde que lo empecé. Estaba insegura de mi contenido, no sabía qué publicar y simplemente me estresaba por todo. Hasta dudaba de tener una "vida" fuera del blog, pues algunos comentarios me asustaron, sentí que me definieron. Sé que la mayoría de los comentarios en mi blog son positivos, son hermosos, pero los pocos negativos que recibí durante el año me afectaron mucho. Tenía miedo de mostrar mi "vida privada", tenía miedo que pensaran que mi vida es "fome". Me volvían los miedos que había dejado de tener, o que pensaba que había dejado de tener. ¿Qué tenía de malo compartir una parte de mi vida por aquí?.

Durante el tiempo de pausa me sumí en un sentimiento de vacío. No sabía qué hacer, no sabía qué sentir. No sabía nada. El primer semestre del año pasado en la U no me ayudó mucho, porque admito, fue el semestre más fome en cuanto a ramos. Ninguno me llamaba la atención, ninguno sentí que podía diseñar bien (excepto uno o dos). Tenía miedo que el último semestre fuese a pasar lo mismo.

Mi salud tampoco ayudó mucho. El estrés que me generaba en las últimas entregas del semestre era terrible, más aún si era con presentaciones. Aún recuerdo uno donde tuve un dolor horrible donde me encerré en el baño a llorar, quería simplemente correr e irme. Agradezco a mi yo del pasado por quedarse y dar frente a la situación, pues me fue bien (muy bien). Creía que era sólo estrés (pues suelo sufrir dolores de estómago por lo mismo), pero al hacerme exámenes me di cuenta que tenía un cálculo y tenían que sacarme la vesícula. Es impresionante cómo la mayoría me decía que eran mis nervios, pero al final no fue así (y agradezco mucho a mi doctora, pues le pasa mucho que tienden a minimizar los dolores de las mujeres y eso le enojaba). También estuve bastante resfriada y con infecciones, por ello no fue un muy buen año en cuanto a salud hehe.

Casi todos me recomendaban operarme durante el verano, pues estaría en vacaciones y más tranquila, pero los dolores seguían y terminé operándome dentro de octubre. Les comenté sobre mi experiencia en una entrada, pues nunca me había operado y lo pasé fatal el primer día, pero prefiero recordar las cosas buenas como las visitas de mi familia y amigas.

Comencé a hacer ejercicio durante el tiempo de pausa, dos veces a la semana junto a Gemeli y mi mamá. A pesar que las mañanas en que hacía ejercicio salía feliz, el resto del día sólo era cansancio y sueño (pero del "bueno"). Por lo mismo, el último semestre falté muchísimo a ciertos ramos (tanto por flojera como por salud). Aunque estaba un poquito más motivada con los ramos, ir a clases no lo fue tanto. También paré los pedidos de la tiendita un tiempo, y pasé a estar en casa más tiempo. Para dormir, para encerrarme en mi pieza.

Traté de salir del bloqueo viendo documentales como Abstract o Minimalism, leí libros de orden como el Método Konmari o uno especialmente para los bloqueos creativos, que es El camino del Artista. Seguí las tareas que daba por un buen tiempo, me organicé para cumplirlos y tratar de hacer cosas nuevas que me gustasen (como el ejercicio, ir al cine o volver a jugar con la play). También leí hartos libros y mangas, vi anime y series, salí con amigos y traté de descansar en lo posible.

A pesar de todos los intentos por motivarme e inspirarme, no fue hasta en Septiembre que realmente di un paso por mejorar. Pasaba horas en mi pieza, encerrada ya sea leyendo, procrastinando o durmiendo, sin ganas de salir. Mi papá lo notó y una mañana habló conmigo por lo mismo. A la semana siguiente ya tenía hora con una psicóloga.

Tuve nervios, muchísimos para la primera sesión (no les miento, siempre me ponía nerviosa haha). Llegar al lugar y esperar hasta que me atendieran me asustaba, entrar a la pieza tan silenciosa y que una persona me preguntara cosas y estuviera atenta a todo lo que dijera/hiciera me ponía tensa. Recuerdo que estuve hablando un buen rato hasta que rompí a llorar, donde me dijo que hace rato debía haber llorado y no lo hacía, pues todo lo que sufrí en los años anteriores no era normal, que las cosas que me habían pasado y creía que eran normales, no lo eran. Me fui en un estado extraño, pues me habían diagnosticado trastorno depresivo. Todavía recuerdo cómo me fui al portal a pasear y a comprar libros porque no sabía qué hacer y no quería llegar a casa tan rápido.

A pesar de esa primera sesión, seguí yendo. Al fin había comprendido qué me pasaba, que todo esto tenía solución ( ¡había una solución! ). Debo admitir que a veces no quería ir, pero me obligaba. Hubo un finde donde no dejé de llorar, no sabía el por qué, y me sentía peor porque estuve sola en casa por algunos días, pero este tipo de situaciones me seguían animando para volver a ir.

El gran cambio que sentí fue en una sesión donde me habló de la aceptación y sobre cómo expresarme. Comprendí que debía aceptarme tal cual soy, que algunas cosas no iban a cambiar o mejorar, pero especialmente, que ciertas cosas no eran malas como pensaba que lo eran. No es malo ser tímida. No es malo ser nerviosa. No es malo no aparentar tu edad. No es malo no ser extrovertida. No todos somos buenos presentando o hablando, no todos nos expresamos de la misma forma. Que los comentarios de otras personas que alguna vez escuché no eran ciertas, que las cosas que me hicieron no eran normales y que no había que normalizarlas. Que mi forma de expresarme era a través del dibujo y la escritura, y por supuesto, no debía privarme de ello como lo había hecho.

Me demoré unos cuantos días en procesar todo lo que había aprendido en esa sesión antes de volver al blog (también porque fue cercano a la operación). Desapareció una buena parte de mi ansiedad y nervios (aún siguen, en menor medida que antes), especialmente respecto a mi apariencia y personalidad. Me sentía tranquila, muy tranquila. Tenía ganas de cambiar el diseño del blog, de tomar fotos, de escribir. Me atreví incluso de subir un haul de materiales, algo que me asustaba mucho de hacer. Ya no publico tan seguido como antes, pero me alegro mucho que cada vez que lo hago, es porque realmente quiero hacerlo.

Creo que después de esa sesión vi casi todo muy positivo, incluso de escribir la primera entrada después de la pausa. Sentí mucha paz cuando la publiqué, pues todo el estrés e insomnio acumulado de la operación desapareció. Me enfoqué más en la U, aprendí a usar After Effects, un programa que me gustó mucho y me motivó para editar videos de Youtube. Está lejos de ser mi mejor semestre, pero logré aprobar todo, lo que me hace muy feliz (veía algo oscuro el terminar este semestre). Retomé el ejercicio (por la operación lo había dejado), sentí el cariño de las personas que quiero, sentí el cariño que me entregan en las redes sociales. Ver los comentarios y los mensajes al volver me hicieron muy feliz, la cantidad fue impresionante para mí.

Tal vez no fue el mejor año en algunas cosas (me enfermé mucho, no pude ir al concierto que tanto quería ir), tal vez ni hice mucho, pero el haber logrado reconciliarme conmigo, con mi apariencia, hace sentirme un gran cambio. ¡ Tal vez ni lo noten ! Pero los cambios interiores son los que más me llenan y los que más siento (siempre he vivido con mis eternos pensamientos). Es increíble lo tranquila que me siento usando la ropa que me gusta, el peinado que me gusta (hace unos meses me hice chasquilla corta y me encanta) e incluso con mi propia personalidad. Hay días que por supuesto aún caigo, ya sea odiando mis gestos o actitud, pero trato de practicar esto de la aceptación y siempre me ayuda para sentirme tranquila.

Recordaré el 2017 con mucho cariño, incluso lo terminé teniendo una gatita, algo que nunca hubiese pensado en tener. Espero este año seguir creciendo con el blog, seguir mejorando al diseñar y dibujar, seguir tan motivada en publicar contenido. Seguir mejorando y creciendo como persona. Muchas gracias por acompañarme siempre, por haberme esperado y recibido con lindas palabras. Estaré eternamente agradecida. Ojalá que este 2018 sea increíble para todos :-)